De la mano de Polygon Art nos llega la segunda entrega de Beyond Enemy Lines para Xbox One, un ambicioso shooter que nos tienta con la posibilidad de mecánicas extravagantes y nos desafía con una dificultad poco común.
¿Estará a la altura de lo que promete? Veamos como se desenvuelve en la consola.
Juzgar un libro por su portada
Cuando se me dio la oportunidad de analizar un shooter que prometía formas de jugar diferentes y menos <<clásicas>> me emocioné con la idea de encontrar un juego con físicas extravagantes y armas únicas. Sin embargo, al comenzar a navegar por el menú principal, algunas de mis ilusiones se fueron disipando.
Interfaces y textos pequeños, menús escuetos y una traducción incorrecta al castellano/español de prácticamente todos los textos, muchos apareciendo en francés. Esto último no es un impedimento real para la mayoría de jugadores pero es algo a tener en cuenta si utilizamos algún método de accesibilidad de la consola.
Por suerte, nada de eso iba a impedirme disfrutar las enérgicas misiones que aguardaban. Comencé a jugar los diferentes modos que el juego nos ofrece.
Ah…¿Estos son los controles?
La primera misión que debemos jugar para poder progresar a las siguientes es un tutorial, en el cual nos enseñan los controles básicos. Aquí observamos los gráficos por primera vez pero hablaremos de ello más adelante. Lo que realmente sorprende es la elección de botones para realizar acciones.
El botón para interactuar con puertas, agarrar objetos o subir escaleras, es el mismo. Y es el peor posicionado de todos, el botón ‘Y‘. Es complicado acostumbrarse a tener que pulsar el botón más alejado del joystick, y esto hace que usar objetos en momentos de tensión (ej.: un tiroteo) se vuelva todo un reto.
Así mismo tenemos las armas, el componente más importante del gameplay. De nuevo, una elección peculiar. El cambio entre un arma u otra, e incluso granadas, se hace con la cruceta. Pulsando la cruceta derecha pasamos a la siguiente arma. Pero por si no fuese suficiente, no es posible volver hacia atrás; debemos pasar por todas las armas si queremos volver a una que teníamos anteriormente. Extremadamente tedioso para algo que debería poder hacerse rápidamente en un momento de necesidad. Morí numerosas veces por quedarme sin balas y no poder cambiar rápido de armas.
En general, las interacciones con el entorno se hacen complicadas, desconozco si es debido a una falta de tiempo/presupuesto para esta parte del juego durante el desarrollo o si se trata de decisiones voluntarias para aumentar la dificultad de forma artificial.
Los gráficos
Si hay un aspecto donde tengo que ser crítico es en el aspecto gráfico. Exceptuando las armas y tal vez los enemigos, Beyond Enemy Lines 2 no es un portento gráfico. Texturas pobres, paisajes que evidencian un «copia y pega» y que son demasiado grandes y acaban siendo rellenados con árboles. Así mismo, el juego sufre de texture popping (aparición y desaparición de texturas) que se evidencia cuando nos alejamos de los objetos.
Da la sensación de que algo extraño ocurre en la utilización del motor Unreal Engine, de que no se ha configurado correctamente y por supuesto de que no está siendo aprovechado como debería.
Por otro lado, si hay algo que destacar, y son las explosiones. Las partículas y el fuego deleitarán los ojos del gamer más exigente, aunque una vez se hayan desvanecido volveremos a encontrarnos con un paisaje plano y aburrido. Esta tónica se repite a lo largo del juego, haciéndose más o menos evidente dependiendo de si el nivel es cerrado o abierto.
El diseño de estos escenarios no ayuda pues encontramos varios edificios vacíos y sin propósito durante el juego, o espacios abiertos de hasta más de un kilómetro, que debemos recorrer entre objetivo y objetivo.
Gameplay: bugs, balística y más bugs
Cada misión nos propone una serie de objetivos, algunos opcionales y otros obligatorios (en teoría, en la práctica algunos pueden evadirse). Para completar la misión satisfactoriamente debemos completar únicamente el último objetivo.
Durante el tiempo que he jugado, me encontré saltando objetivos aprovechando fallos y bugs, saliendo del mapa y moviéndome por caminos que los desarrolladores no habían planeado. Ya fuese atravesando paredes o utilizando barreras invisibles en el borde de los mapas y estructuras. Cuando esto no era posible, por ejemplo en niveles cerrados y lineales, muchas veces me descubría a mi mismo haciendo emboscadas a los enemigos, cuya inteligencia artificial es predecible y simple, pudiendo quedarse enganchados y trabados en zonas, siendo fáciles de matar.
Tendrás que recurrir a técnicas como estas si no quieres frustrarte por la poca precisión de tus armas y la sorprendente precisión de los enemigos, no importa a que distancia estén.
En general, el desarrollo de las misiones da la sensación de ser algo forzado, creando una dificultad artificial que no es realmente desafiante sino frustrante.
Relegado al último lugar encontramos el audio, que no destaca, pero tampoco desentona. Es poco variado pero desde luego cambia de misión a misión, y también entre momentos de sigilo o tiroteos. Respecto a efectos sonoros, el juego cuenta con sonido de fauna que alivia las misiones en bosques o estepas, y el sonido de los vehículos también es fiel a lo que podríamos encontrar en la vida real. Eso si, los diálogos solo están disponibles en inglés.
Conclusiones de Beyond Enemy Lines 2
Beyond Enemy Lines 2 no ofrece mucho más. Los niveles no son repetitivos pero si la forma de completarlos, ya sea mediante sigilo o disparando a bocajarro. Los logros son fáciles de obtener y hay uno por misión. La forma más divertida de jugar es superar los retos que se plantean de la forma más rápida e indolora posible.
Al final, te encontrarás divirtiéndote mientras buscas la forma más peculiar de superar los niveles. Morir es lo más común y eso acaba agudizando el ingenio para librarnos cuanto antes de las misiones. Todo ello, siempre que no te importen unos gráficos bastante básicos para la generación actual.